UTOPÍAS



L’homme est né libre et partout il est dans les fers.
-Jean Jacques Rousseau (Le Contrat Social)


     ¿Cómo será la sociedad del futuro? ¿Será “perfecta” (así, entre comillas)? ¿Será el individuo más libre, más realizado? ¿O será engullido por el sistema, automatizado, deshumanizado? ¿Tendrá que sacrificar su propia individualidad y ajustarse a los cánones establecidos porque de otra manera el sistema, que será "perfecto" no podría funcionar? ¿Alguna vez tendremos la capacidad de realizar las utopías? Y si así fuera ¿deberíamos usar ese poder?
     En los regímenes dictatoriales todo está bajo control, se puede caminar por las calles, a cualquier hora, sin miedo a ser atacado por un criminal. Los únicos criminales son la clase gobernante. De manera que siempre y cuando uno se mantenga en el lugar asignado por el sistema, no se corre ningún riesgo. Como decían los dictadores argentinos del Proceso de Reorganización Nacional: “Pusimos el orden, pusimos el orden, pusimos el orden”. Las sociedades democráticas y liberales tienden a ser caóticas. A veces impera el crimen y la corrupción de las autoridades. He escuchado dominicanos decir que bajo la dictadura del Partido Dominicano (Trujillo) se vivía mejor que bajo la orgía de crimen, desafuero, corrupción, inseguridad física y jurídica que han sido los gobiernos del Partido Reformista (Joaquín Balaguer) , el Partido Revolucionario Dominicano (Hipólito Mejía), y el Partido de la Liberación Dominicana (Leonel Fernández, y Danilo Medina). He hablado con ciudadanos de la anterior Unión Soviética, y de los países del antiguo Pacto de Varsovia, que han expresado opiniones parecidas: que bajo la dictadura comunista había más seguridad que bajo las presentes pseudo-democracias dirigidas por políticos que son de facto y con impunidad, una banda de criminales. Asumiendo que para las autoridades el bienestar del pueblo es una prioridad: ¿Hasta qué punto deberíamos estar dispuestos a entregar nuestras libertades civiles a cambio de protección?          
     Farenheit 451 de Ray Bradbury, habla sobre un mundo perfecto donde los libros estaban prohibidos. 1984, de George Orwell, nos cuenta sobre un sistema totalitario donde no sólo está restringida la libertad de expresión, sino también la libertad de pensar; la Policía del Pensamiento, y el Ministerio de la Verdad se encargan de eso; el Gran Hermano siempre te vigila. El Proceso de Franz Kafka nos presenta al individuo oprimido por fuerzas externas provenientes de la sociedad y el gobierno, que están fuera de su control. Brave New World de Aldous Huxley nos propone no sólo una sociedad perfecta, sino también feliz, o por lo menos eso parece, donde cada individuo nace para cumplir una función determinada, vive cumpliéndola, y por lo tanto, es feliz, realizado. Pero no tiene derecho a elegir, lo que no es problemático porque el individuo no siente el impulso de querer elegir, la necesidad de disentir; exceptuando, naturalmente a los mutantes.
     Como seres humanos, los hombres y mujeres son iguales, con los mismos derechos y privilegios; intelectualmente la mujer es tan capaz como el hombre. Pero, biológicamente no son iguales, y la diferencia entre ambos no es sólo la capacidad de concebir, está también la fuerza física y la estructura emocional. Las mujeres reaccionan emocionalmente de manera diferente a los hombres. Eso puede ser cultural, aprendido, pero también es hormonal.
     El tener hijos definitivamente es una desventaja para muchas mujeres y sería conveniente para ellas el poder dedicar sus vidas a desarrollar su intelecto y su espíritu. Eso está muy bien, siempre y cuando se tenga el derecho a escoger. En el "Brave New World" de Huxley nadie puede tener hijos, está prohibido y condenado por el sistema. Los bebés los hace el estado en los laboratorios, producidos en serie, como en una línea de ensamblaje inventada por Henry Ford, y por lo tanto se le llama el Mundo Fordiano .
     Podría decirse que en una sociedad semejante los hombres y las mujeres serían iguales porque recibirían la misma educación, y que, como resultado de la educación que recibió cuando niña, ninguna mujer escogería depender del hombre. De nuevo, eso está muy bien si se tiene derecho a elegir. ¿Recibirían las niñas una educación diferente? ¿Significa eso que serían condicionadas, adoctrinadas de la misma manera que lo son hoy, sólo que en una dirección diferente?
    En el mundo perfecto de Huxley las personas no tienen derecho a escoger, la educación (adoctrinamiento) la controla el gobierno, Shakespeare está prohibido. Todo el mundo es feliz porque su vida está predeterminada. En el laboratorio los fetos son intervenidos para determinar el nivel de inteligencia que tendrán al nacer: éste será un científico, ése será un obrero de fábricas y aquel será un simple recogedor de basura, y todos serán felices con la suerte que les toque en la vida porque su nivel de inteligencia no les hace esperar más. Los millones de ciudadanos estandarizados no son más que células del cuerpo político. En la infancia se les inculca las virtudes de la obediencia pasiva, el consumo material y la promiscuidad. Estamos hablando de la pérdida de la individualidad, una sociedad donde el todo es más que la suma de sus partes, donde las partes son sacrificables y deben amoldarse al todo para que éste pueda funcionar. ¿Sería tal felicidad genuina? ¿Se puede ser feliz en esclavitud?
     Uno de los efectos concomitantes de la sociedad perfecta de Huxley sería la desaparición de la familia; y como consecuencia, el aparato emocional y afectivo que nos hace diferentes de otros seres vivos sería alterado significativamente. Los humanos no sentirían de la misma manera. En el mundo de Huxley cada aspecto de la vida ha sido reducido al nivel de utilidad social, hasta los cadáveres son útiles como fuente de fósforo. "When the individual feels, the community reels", “Cuando el individuo siente, la comunidad se resiente”. En el Brave New World, los Controladores de Mundo crearon una sociedad ideal. En lo laboratorios, la ingeniería genética trajo la raza humana a la perfección. Desde la clase dominante, los Alfa-Plus, hasta los Epsilon-minus, cretinos diseñados para ejecutar las tareas más insignificantes, todo el mundo es feliz con el papel que se les ha predeterminado. Pero Bernard Marx y Helmholtz Watson no son felices, albergan sentimientos contranaturales de soledad, tienen un deseo vago de liberarse. Tienen tendencias subversivas.
     Los únicos seres humanos a quienes se les permite vivir al margen del mundo Fordiano son los habitantes de las reservaciones de salvajes. Segregados del resto del mundo por verjas eléctricas, los salvajes todavía se casan, hacen el amor, tienen hijos y mueren como en los viejos tiempos.
     Bernard decide visitar una reservación india en Nuevo México, una de las pocas reservaciones de salvajes que quedan, donde el viejo e imperfecto estilo de vida todavía continúa. Bernard piensa que esa sería la cura para su angustia. “Bernard left the room with a swagger, exulting, as he banged the door behind him, in the thought that he stood alone embattled against the order of things; elated by the intoxicating consciousness of his individual significance and importance (Bernard salió del cuarto caminando con arrogancia, dando un portazo, regocijándose con el pensamiento de que estaba solo en una batalla contra el orden de las cosas, alborozado por el conocimiento embriagador de su propia importancia y significado como individuo). “I'm rather different from most people, I suppose. If one's different, one's bound to be lonely (Soy bastante diferente de la mayoría de la gente. Supongo que si uno es diferente, uno está destinado a ser solitario).”
     El gran dilema del libro estriba en que la vida en las reservaciones de los salvajes, que representaría nuestro mundo actual, tampoco es deseable, no es la antítesis del mundo Fordiano, es un caos mucho más intolerable que la situación de Bernard Marx en el  brave new world. La conducta no ortodoxa se castiga más brutalmente en Nuevo México que en Londres. Huxley dijo que “es posible que las circunstancias empujen al humanista a recurrir a la propaganda científica, de la misma manera que pueden empujar al liberal a recurrir a la dictadura. Cualquier forma de orden es mejor que el caos.”
     Pero el mundo Fordiano tampoco es tan perfecto como parece, el error humano, las aberraciones, la inestabilidad emocional y el desorden social no han sido totalmente extirpados. Existe un cuerpo de policía anti-motín para lidiar con los estallidos de “des-armonía no programada”. Las pasiones humanas y la curiosidad no han sido reprimidas completamente. Un periodista le pregunto a Huxley, cuál mundo prefería, si el mundo caótico de los salvajes o el mundo Fordiano con su estabilidad condicionada, Huxley contesto: “Ninguno de los dos, creo que un punto medio entre ambos es deseable y posible y debe ser nuestro objetivo”.
     La novela es una advertencia contra las trampas en que caeríamos en un mundo de avance científico sin control. Otros lo consideran una denunciación del comunismo y el capitalismo porque ambos sistemas desaniman al hombre a pensar libremente.
     La tecnología está avanzando tan rápidamente que un día tendremos el poder de realizar las utopías. El peligro está en que la naturaleza humana es muy imperfecta. El poder corrompe. Cuando tengamos el poder de realizar las utopías, ineludiblemente le daremos un mal uso a ese poder y el sueño se convertirá en pesadilla. Como dice el dicho: “Siempre que la ciencia hace un descubrimiento, el Diablo se apodera de él, mientras los ángeles discuten la mejor manera de emplearlo”.
    Huxley puso la siguiente declaración del filósofo ruso Nicolas Berdyaev, como epígrafe a su novela: “Las utopías se nos presentan mucho más realizables de lo que pensábamos antes. Y nos encontramos actualmente ante una cuestión mucho más angustiosa: ¿Cómo evitar su realización definitiva? Las utopías son realizables. La vida marcha hacia las utopías. Y quizás un nuevo siglo comienza, un nuevo siglo donde los intelectuales y las clases cultivadas soñarán con los medios de evitar las utopías y de regresar a una sociedad no utópica, menos perfecta y más libre.”
     Jean Jacques Rousseau dice en Le Contrat Social, que el hombre nace libre pero que por todas partes vive encadenado, y sugiere que para ser libres debemos librarnos de las cadenas de la sociedad civil. En realidad dice lo contrario, muestra cómo podemos vivir con las cadenas de la sociedad, sin comprometer nuestra libertad. Al mismo tiempo que defiende la libertad individual, arguye que sólo se puede ser libre bajo la ley, es decir, por medio de aceptar voluntariamente la ley como la nuestra propia. Por lo tanto, según Rousseau, ser libre en la sociedad implica subyugarnos a los deseos y los intereses del Todo, a la Voluntad General. También nos dice que esta pérdida de nuestra libertad es pequeña en comparación con los beneficios de operar libremente dentro de la sociedad civil. Al mismo tiempo, Rousseau denuncia los regímenes totalitarios, y dice que la sociedad deber ser gobernada democráticamente. “Si hubiera una nación de dioses, ésta sería gobernada democráticamente”.  Pero también nos advierte que ningún sistema es más propenso a las guerras civiles y las agitaciones internas que la democracia, porque está en constante estado de cambio, y mantenerlo requiere una constante vigilancia de parte de sus ciudadanos. 
     Entonces, ¿Paz y seguridad bajo un régimen opresivo? O ¿libre albedrío junto a los peligros de la democracia?  Ya Huxley dijo que lo mejor sería el punto medio.  Pero, a falta de la tercera alternativa, ¿qué hacer? Como si hubiera tenido la intención de ayudarnos a decidir la cuestión, Rousseau citó las palabras del Conde Palatino de Poznan, el padre del rey de Polonia, dirigidas a la Dieta de Polonia en 1687, ante la amenaza de los rusos de anexar Poznan a su imperio.

“Malo periculosam libertatem quam quietum servitium.”

“Prefiero una libertad peligrosa, a una esclavitud apacible.”

© William Almonte Jiménez 1997, 2015